Los zapatos de montaña son un esencial que no puede faltar en tu armario. No obstante, llevarlos en condiciones desfavorables u óptimas nos puede suponer un antes y un después en nuestras rutas por la montaña. En este blog, te vamos a dar unos cuantos consejos y señales para que sepas cuándo es el momento de cambiar tus zapatos de montaña.
Sabemos que muchas veces nos puede costar deshacernos de ese calzado que nos ha acompañado en tantas aventuras y se ha convertido en nuestro favorito, pero créenos, un cambio nunca va mal, y te aseguramos que al final lo vas a agradecer
¿Cuántos kilómetros lleva tu zapatilla?
Una de las formas de saber si tienes que cambiar o no tus zapatillas de montaña es sabiendo los kilómetros que has hecho con ellas. Aunque tu calzado de montaña parezca que está relativamente bien, los estudios indican que lo ideal es cambiar tus zapatos de montaña entre los 900km y 1000km, ya que la parte superior de la suela empieza a perder propiedades y, por lo tanto, a perder amortiguación.
Llevar la cuenta de los kilómetros realizados puede ser tarea difícil, pero tampoco debe ser exacto. Así que mira los kilómetros que sueles realizar en tus rutas por la montaña, los días aproximados que vas a hacer caminatas y ya tendrás los kilómetros que tienen tus zapatillas.
Factores que provocan un mayor desgaste en nuestros zapatos de montaña
Si bien el uso prolongado del calzado influye mucho en su desgaste, hay otros factores que pueden influir a la hora de que nuestras sandalias o zapatillas de montaña se estropeen antes de tiempo. Estos pueden ser:
- Una pisada incorrecta puede suponer un mal desgaste de la zapatilla. En el caso de pronación, estaríamos hablando de un exceso de desgaste en la parte interna de la suela, en cambio, en el caso de supinación se estaría desgastando mucho más la parte externa.
- Usar un zapato que no sea especializado en el terreno en el que vamos a caminar, puede suponer un mayor desgaste. En RRAT’s te proponemos dos opciones, la primera es la sandalia de montaña Y-Gravel, ideal para caminatas en terrenos fáciles y poco técnicos, donde puedes mezclar tierra y asfalto. La segunda opción sería la RRAT’s Y-Mountain, ideales para aquellas rutas por la montaña más complicadas que requieran de una mayor técnica.
- Llevar tus zapatillas sin dejarlas “reposar” supone un mayor deterioro de los materiales. Por lo que no se recomienda usar cada día la misma y dejar un periodo de 48 horas para volverla a usar y que sus compuestos “recuperen” sus propiedades.
- Un paso que muchas veces olvidamos es desabrochar los cordones o cintas de nuestros zapatos o sandalias de montaña a la hora de ponerlas. El saltarnos este paso y ponernos el calzado bruscamente, puede provocar que los cordones se estropeen. Además, si las desabrochamos antes, alargamos la durabilidad de la parte superior de la zapatilla.
El estado de la suela, un factor fundamental
Si para comprar nuestras nuevas compañeras de aventuras nos fijamos en las propiedades de la suela, también debemos prestarle atención cuando esta se esté desgastando, ya que, por ende, habrá perdido la mayor parte de sus propiedades.
Para conocer el estado de la suela y saber si tenemos que renovar los zapatos de montaña, tan solo debemos fijarnos en los dibujos de la suela. Si ya no se ven los dibujos o se ven casi lisos, significa que la suela está muy gastada, por lo que sus propiedades serán mínimas o nulas.
En el caso de que seas una persona que le guste hacer caminatas, pero no tan frecuentemente y veas que tus zapatos siguen con el dibujo casi intacto, deberás fijarte si su material está envejecido, endurecido o reseco. De ser así, será importante cambiar de calzado, ya que, aunque a simple vista no se note, cuando vayas por un terreno duro, liso o mojado, puedes resbalar y lesionarte.
La entresuela también se deteriora
Si bien hemos hablado de la suela, ahora es el turno de la entresuela. Para saber si la entresuela de nuestro calzado de montaña está desgastada, nos tenemos que fijar en sus arrugas y lo profundas que estas sean. Debemos tener en cuenta que cuanto más blanda sea, más se va a arrugar, pero esto también depende de las horas de uso que le demos.
En cuanto veamos que las arrugas sean abundantes y algunas de ellas profundas, será el momento de despedirnos de nuestros zapatos de montaña y dar la bienvenida a unos de nuevos.
Dolores de espalda y molestias físicas por un mal calzado
Muchas veces los dolores físicos que presentamos mientras realizamos una caminata, se deben al mal estado de las zapatillas.
Un calzado viejo con suela en mal estado puede hacer que nuestra pisada cambie sin que nos demos cuenta, provocando una pisada incorrecta que derive en dolores de espalda y de pie.
¿Pero cómo podemos saber si el malestar es por culpa de la zapatilla? Es muy fácil, podemos hacer varias pruebas, como por ejemplo fijarnos si en el día a día con otras zapatillas (trabajo o casuales) también sentimos ese dolor, o bien podemos comparar las zapatillas viejas con otras que sean de montaña durante el mismo periodo de tiempo y ver si en los dos casos has tenido molestias o si solo han aparecido cuando has usado las zapatillas viejas.
Si has llegado a la conclusión de que tus dolores de espalda y/o pies son debidos al mal estado de tus zapatillas, ¡es hora de cambiarlas!
¿Qué opciones tengo para mis zapatos de montaña viejos?
Si hablamos de zapatos viejos, muy usados y prácticamente “destruidos”, la mejor opción será tirarlos. Pero si tus zapatos están relativamente bien y crees que pueden tener un poco más de uso, los puedes lavar y donar para que tengan una segunda vida. ¡Así también ayudas al medio ambiente!